Tuesday, October 09, 2012

La educación sentimental

"En la realidad como en las novelas, los personajes a los que se suele tildar de novelescos, entre los cuales también hay que incluir a los autores de novelas-”Madame Bovary soy yo”-, tal vez sean los que se toman la ficción en serio no, como se dice, para huir de la realidad, y encontrar una evasión en mundos imaginarios, sino porque, como Frédéric, no consiguen tomarse la realidad en serio; porque no pueden apropiarse el presente tal y como se presenta, el presente en su presencia insistente, y, debido a ello, aterradora. En la base del funcionamiento de todos los campos sociales, trátese del campo literario o del campo del poder, está la illusio, la inversión en el juego. Frédéric es aquel que no consigue comprometerse con ninguno de los juegos de arte o de dinero que produce y propone el mundo social. Su bovarismo se rige por el principio de la impotencia para tomarse en serio lo real, es decir los envites de los juegos llamados serios.
La ilusión novelesca que, en sus formas más radicales, puede llegar, con don Quijote o Emma Bovary, hasta la abolición completa de la frontera entre la realidad y la ficción, encuentra así su fundamento en la experiencia de la realidad como ilusión: si la adolescencia se presenta como la época novelesca por excelencia, y Frédéric como la encarnación ejemplar de esa época, tal vez se deba a que la entrada en la vida, es decir en uno u otro de los juegos sociales que en mundo social ofrece a nuestro compromiso, no siempre resulta tan sencilla. Frédéric-como todos los adolescentes difíciles- es un analista extraordinario de nuestra relación más profunda con el mundo social. Objetivar la ilusión novelesca, y sobre todo la relación con el mundo llamado real que supone, significa recordar que la realidad que nos sirve de medida de todas las ficciones no es más que el referente reconocido de una ilusión (casi) universalmente compartida." Pierre Bourdieu, Las reglas del arte.

Frédéric, en su desilusión con los juegos sociales, cree que el amor lo va a salvar. Muere y llora y clama a las dos víctimas de su pasión irrefrenable. Les rompe las pelotas. Basta de desbordes, Frédéric, que no sos un personaje literario. A volver al racional intercambio sin disrrupción de placeres, mercancías y discursos, por lo menos un poco. Cuán errados estaban los Beatles en eso de que: "For well you know that it's a fool
Who plays it cool/ By making his world a little colder"



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