Friday, January 04, 2013

Si sólo se hubiese quedado en una nota que señale el currículum oculto y nefasto de los funcionarios, zafaba.

Bueno, allá vamos:


Diego Rojas considera que para hablar del relato K, pergeñado con  apoyo infraestructural, logístico y económico del Estado, hay que arrancar mentando un COMPLEJÍSIMO E INEXTRICABLE mensaje de texto que un miembro destacado de la sociedad civil envía a un funcionario. Luego, con buen tino, nos recuerda los pecados de Aníbal Fernández. ¿Pero cómo se vincula eso con el sms del Indio Solari y el relato? Al parecer, el kirchnerismo es responsable de, entre otras cosas: derrumbar “los parámetros de rebeldía que caracterizó al rock desde sus orígenes” por pedir permiso para saludar a la presidenta. Imagino que Rojas, en su conocimiento espeleológico de la rebeldía, considera que VERDADERAMENTE REVOLUCIONARIO es firmar con las grandes corporaciones disqueras y cantar en contra de los mandatarios recibiendo los dolarucos revolucionarios de cada uno de esos Estados en festivales gratuitos, como CAIE 13 (¿El Indio Solari alguna vez recibió “la plata de los jubilados?). ¡Poco materialista para un trotskista Diego!.
Rojas sigue con los ápices acontecimentales y ULTRA RELEVANTES en cuanto a la configuración de la narración K: EL HIMNO A GIOJA. Esta parte de nuestro periodista adepto a los Negronis es, por lo menos, entretenida y ocurrente. Eso sí, sensato en aclarar, refutando su tesis principal en la cabecera del artículo, que “no existen pruebas hoy de que haya sido impulsado desde el Estado mismo”. Ja, OK, gracias capo. Luego lo inscribe en un dudoso horizonte de posibilidades, supuestamente nuevo y absolutamente estrecho en cuanto análisis de los vínculos entre cultura popular, rock y gobierno. 
Más adelante, por bondad de una especie de surrealismo de cadáver exquisito o de los famosos CUT-up de Burroughs, Rojas PASA con un puente argumental de telaraña al asado de la ESMA. ¿Coherencia y cohesión como características macrotextuales? Bien, gracias. Claro, en esta misma línea de (no) pensamiento, Rojas no tiene conflictos para trazar una analogía entre el famoso asado y la horrible denominación homóloga que los represores hacían de los cuerpos torturados. Acá rozamos, Dieguito querido, lo éticamente reprobable y ya todo se vuelve menos jocoso. Que ese asado fue de mal gusto es evidente, tanto como tu homologación pedorra y sin, ni siquiera, soporte estético.
Para seguir deleitándonos con complejidad Rojas cita (no se si en chiste, en un movimiento autoparódico de la nota, o qué) a MOISÉS IKONICOFF, quien sentenciara que el kirchnerismo “te deja pelotudo”. Oh Si, ¡Moises!, Bertrand Rusell revivido. Más hilarante aún es el extraño movimiento retórico que consiste en que la voz del buen Ikonicoff, usada para desprestigiar (?) el relato, luego se convierta en una figura que a TODAS LUCES tiene vasos comunicantes con el presente de la Nación. Moises Ikonicoff, cual Jano político, destruye el kirchnerismo con una frase oportuna y también lo hace siendo un impresentable que está conectado con el presente político (que alguien me explique cómo y de que manera).
HILARANTE TODO, HYSTERICAL, Gracias por esto Diego, me salvaste de un día de hastío inconmensurable.


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