Sunday, October 14, 2012

La violencia y la creación es el derecho de las conchas (simbólicas)




"Las chicas pueden usar jeans, usar el pelo corto. Usar remeras y botas. Porque está bien ser un chico. Pero para un chico lucir como una chica es degradante. Porque creés que ser una chica es degradante. Pero secretamente, te encantaría saber cómo es, ¿no?, qué se siente ser una chica" (Madonna)

"El dominio masculino está suficientemente bien asegurado como para no requerir
justificación: puede limitarse a ser y a manifestarse en costumbres y discursos que
enuncian el ser conforme a la evidencia, contribuyendo así a ajustar los dichos con los
hechos. La visión dominante de la división sexual se expresa en discursos como los
refranes, proverbios, enigmas, cantos, poemas o en representaciones gráficas como las
decoraciones murales, los adornos de la cerámica o de los tejidos. Pero se expresa
también en objetos técnicos o en prácticas: por ejemplo, en la estructuración del espacio,
en particular en las divisiones interiores de la casa o en la oposición entre la casa y el
campo, o bien en la organización del tiempo, de la jornada o del año agrícola y, de modo
más amplio, en todas las prácticas, casi siempre a la vez técnicas y rituales,
especialmente en las técnicas del cuerpo, postura, ademanes y porte.
Si esta división parece "natural", como se dice a veces para hablar de lo que es normal, al
punto de volverse inevitable, se debe a que se presenta, en el estado objetivado, en el
mundo social y también en el estado incorporado, en los habitus, como un sistema de
categorías de percepción, pensamiento y acción. Se trata de la concordancia entre las
estructuras objetivas y las estructuras cognitivas que posibilita esa relación con el mundo
que Husserl describía con el nombre de "actitud natural" o experiencia dóxica. Ajena a
cualquier postura y cuestión herética, esta experiencia es la forma más absoluta de
reconocimiento de la legitimidad; aprehende al mundo social y a sus divisiones arbitrarias
como naturales, evidentes, ineluctables, comenzando por la división socialmente
construida entre los sexos.
Las "tesis" no propositivas de la doxa están fuera de cuestionamiento. Como "elecciones"
que se ignoran, se plantean como algo obvio y a salvo de cualquier contingencia que
pueda cuestionarlas: la universalidad de hecho del dominio masculino excluye, en la
práctica, el efecto de "desnaturalización" o, si se prefiere, de la relativización que genera
casi siempre el encuentro con los estilos de vida diferentes, que suelen hacer aparecer las
"elecciones" naturalizadas de la tradición como arbitrarias, históricamente constituidas (ex
instituto), con base en la costumbre o la ley (nomos, nomo) y no en la naturaleza (phusis,
phusei). El hombre (vir) es un ser particular que se ve como ser universal (homo), que
tiene el monopolio, de hecho y de derecho, de lo humano (es decir, de lo universal), que
se halla socialmente facultado para sentirse portador de la forma completa de la condición
humana."               Pierre Bourdieu "La dominación masculina"



"—En la práctica, una de las consecuencias de este intento de puesta al día del secreto es que el movimiento homosexual no ha ido más allá de la reivindicación de los derechos cívicos o humanos relativos a la sexualidad. Lo que quiere decir que la liberación sexual ha permanecido al nivel de una exigencia de tolerancia sexual.

—Sí, pero éste es un aspecto que es preciso sostener. Ante todo es importante para un individuo el tener la posibilidad —y el derecho— de elegir su sexualidad. Los derechos del individuo concernientes a la sexualidad son importantes, y todavía hay muchos lugares en los que no son respetados.
Actualmente no hay que considerar estos problemas como ya resueltos. Es del todo exacto que se produjo un verdadero proceso de liberación a comienzos de los años setenta. Dicho proceso fue muy beneficioso, tanto en lo relativo a la situación, como a las mentalidades, pero la situación no se ha estabilizado definitivamente. Pienso que aún debemos dar un paso más adelante. Y creo que uno de los factores de esta estabilización será la creación de nuevas formas de vida, de relaciones, de amistades, en la sociedad, el arte, la cultura, nuevas formas que se habrán de instaurar a través de nuestras elecciones sexuales, éticas y políticas. No debemos simplemente defendernos, sino también afirmarnos, no sólo como identidad, sino también en tanto que fuerza creadora.
—Muchos de los aspectos de lo que dice usted recuerdan, por ejemplo, los intentos del movimiento feminista, que quería crear su propio lenguaje y su propia cultura.
—Sí, pero no estoy seguro de que debiéramos crear nuestra propia cultura. Debemos crear una cultura. Debemos realizar creaciones culturales. Pero ahí topamos con el problema de la identidad. Ignoro lo que habríamos de hacer para producir esas creaciones y desconozco qué formas tomarían dichas creaciones. Por ejemplo, no estoy del todo seguro de que la mejor forma de creación literaria que quepa esperar de los homosexuales sean las novelas homosexuales.

¿Es significativo que ciertas identidades se constituyan en torno a las nuevas prácticas sexuales tales como el S/M? Esas identidades favorecen la exploración de dichas prácticas; contribuyen asimismo a defender el derecho del individuo a entregarse a eso. Pero, ¿no restringen también ellas mismas las posibilidades del individuo?

—Vamos a ver. Si la identidad no es más que un juego, si no es sino un procedimiento para favorecer relaciones, relaciones sociales y relaciones de placer sexual que crearán nuevas amistades, entonces es útil. Pero si la identidad llega a ser el problema mayor de la existencia sexual, si las gentes piensan que deben «desvelar» su «identidad propia» y que esta identidad debe llegar a ser la ley, el principio, el código de su existencia, si la cuestión que perpetuamente plantean es: «¿Esto es acorde con mi identidad?», entonces pienso que retornarán a una especie de ética muy próxima a la de la virilidad heterosexual tradicional. Si debemos tomar posición respecto de la cuestión de la identidad, debe ser en tanto que seres únicos. Pero las relaciones que debemos mantener con nosotros mismos no son relaciones de identidad; más bien, han de ser relaciones de diferenciación, de creación, de innovación. Es muy fastidioso ser siempre el mismo. No debemos excluir la identidad si la gente encuentra su placer mediante el cauce de esta identidad, pero no
hemos de considerar esta identidad como una regla ética universal.
—Sí, ha sido muy útil, pero es una identidad que nos limita y pienso que tenemos (y podemos tener) el derecho de ser libres."                 Michel Foucault en entrevista.


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